A veces haces completamente nada y ganas de todo; en otras ocasiones haces de todo y ganas completamente nada. Esa es la jodida vida, tómala o déjala.
En estos tiempos enfermos, banales, triviales, hipocritales ¿existe esa palabra?; hay personas que compran vestido cada sábado, cada fiesta, yo tengo más de cuatro meses que no compro una sola camisa, y más de un año que no cambio por un pantalón mi sagrado y escaso dinero, que por lo regular es poco, poco como para comprar una novia, amigos, juegos, cervezas y ventajas; prefiero, indiscutiblemente, hacer café, fumar cigarrillo en una noche como esta, de luna llena, y no caer en la desesperación como muchos solemos caer, escandalosos por vivir, escupiendo lo que se desea ser sin serlo; dentro, muy dentro, profunda e inaccesiblemente están esos deseos que de vez en cuando echan un vistazo al mundo real. Unas sueñan con cortar el cabello, otras con tener una quinceañera como fiesta, y algunas otras más con tomar fotografías; unos sueñan con ser presidente, otros con ser cronista de fútbol y otros sólo con ir a cazar venados o chivas, quizá estos dos últimos animales algunos los confundan con el seudónimo de dos equipos deportivos; el deporte, qué bueno es cuando no se pelea y no se mercantiliza, y sobre todo, cuando no se usa como arma nacionalista. Algún día viviremos en un mundo que no se preocupe por dar vueltas; un día la existencia será inexistencia, o quizá ya estamos en ese día… ¿Y las mujeres? Las mujeres dominaran al mundo junto con las cucarachas. Pero sólo aquellas que saben quién son, que no se dejan intimidar por imprecisos pensamientos como estos, y que son lo suficientemente inteligentes como para valorar al humano que busca lo esencial, la compañía. Y las cucarachas sólo deben sobrevivir a una bomba nuclear, no marearse. Aquellos seres dominaran al mundo. ¿Y los hombres?


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