4 de abril del año 2110
Son las seis de la mañana, hace frio y a Roberto ya le urge -para el frio- lo que le llaman cigarricidio, un cigarro de Cannabis Sativa. Prende la televisión en el canal comercial, se da cuenta que una empresa de clase mundial vende un conducto de aire grupal, donde más de ocho personas pueden fumar al mismo tiempo o a destiempo, el anunciante era un hombre albino totalmente pelón, con traje azul y una corbata amarilla, lentes sin vidrio y tenía una voz chillona, como si hubiese comido helio.
- Como pueden observar, mis amigos sobre la pantalla, no sólo pueden fumar marihuana, sino también tabaco. Y en la compra del conducto les regalamos una dosis personal de tabaco durante un mes. Pero si llaman ahora, en los próximos cinco minutos, les regalamos sin compromiso el tubo filtrador que hace salir del cuarto todo el humo, para que nadie se entere que estas fumando con tus cuates y no lleguen los molestosos vecinos a pedirte de tus plantas.
Roberto pensó en sus amigos: hacer coopera y comprarlo. Pero en especial pensó en el Clavijas, el chico con más dinero de la cuadra, su papá tiene tierras con marihuana plantada y su mamá se dedica a hacer pócimas curativas con esta misma planta, sólo que ella no usa transgénicos, tenía fama de curar a los asmáticos.
Roberto tenía que llegar a la escuela a las siete, y ya eran las siete con diez, una vez más se le hizo tarde por quedarse pensando en su sillón. A las 7 con veinte se dio cuenta y rápido tomó su bicicleta, se fue por El Sendero del Perdedor saludando a todos los amables vecinos, varios de ellos aun escuchando las antiguas canciones de Bob Marley.
Al llegar a la escuela, antes de entrar al salón de clases, se da cuenta que su madre no le puso en la lonchera su cotidiano cigarro, y ni le había hervido la planta en su tetera, por eso le tuvo que pedir a su compañero Lorenzo, vecino de doce años de edad, un año mayor que él, dinero para ir a la tienda a comprarse un cigarricidio y un té.
Pasaron las horas de clases, la maestra de Ciencias Naturales habló del aparato reproductor femenino, de las células madres y de las neuronas, que con qué no se regeneran y con qué se mueren. El maestro de Educación Cívica les comentó algunas obligaciones de los ciudadanos, como fumar en lugares correctos. Para finalizar, el maestro de historia les contó cómo a principios del siglo pasado la marihuana era ilegal, así como consumirla o venderla, y toda la gente que moría con esa prohibición.
Todos los alumnos salieron impactados de las clases, algo confundidos y muy pensadores. Después de media hora de las clases, a las dos de la tarde, Roberto y sus amigos fueron al bosque a fumar, lo de siempre, sólo que esta vez ninguna retroalimentación. Callados, fumando, viendo las aves, preguntandose: ¿por qué vivimos así?
be continuet....


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